Nadie nos dice que la menopausia es un ciclo más en la vida de toda mujer. Un cambio, en el que la reproducción y las hormonas que la organizan, se detiene. Me gusta el término Cambio Vital que usa Gail Sheehy equiparando la menopausia a otros dos grandes momentos de la "sangre": la primera menstruación y el embarazo.
Como ellos, éste provoca una modificación intensa en la vida de la mujer.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la menopausia “...como el cese permanente de la menstruación producido por la detención de la actividad ovárica.”
La menopausia es un día; la fecha de la última menstruación. Ocurre aproximadamente a los 51 años. Se la reconoce tras 12 meses consecutivos sin menstruación.
Muchas veces usamos el término menopausia de un modo amplio, incluyendo el climaterio o perimenopausia; esta es una etapa amplia que abarca el tiempo de la reducción hormonal y los signos previos y posteriores a la última menstruación.
Los cambios de la perimenopausia comienzan mucho antes de ésta, hasta 10 años antes. Difícilmente relacionamos esos cambios con fluctuaciones hormonales.
Cuánto más nos acercamos a la última menstruación, más fluctúan las hormonas y más nos afectan esos cambios.
“Los mayores cambios en el comportamiento de las mujeres ocurren durante la perimenopausia, cuando estrógenos y progesterona fluctúan enormemente en el cerebro femenino”, afirma la neuropsiquiatra Louann Brizendine. “Es entonces cuando el diálogo entre el cerebro y los ovarios empieza a perder combustible y eso puede cambiar nuestra realidad”.
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